A raíz de las reuniones mantenidas por varias asociaciones ecologistas de la provincia de Albacete y otras de ámbito estatal con la Delegación Provincial de la Consejería de Desarrollo Sostenible, estos colectivos hemos decidido establecer una postura común frente a la administración y, sobre todo, frente a las empresas propietarias de los tendidos eléctricos, que son las responsables de la mayor cantidad de muertes de especies protegidas, algunas en peligro de extinción, que suceden en nuestros campos.
Desde 2008 las empresas eléctricas están obligadas por ley (Real 1432/2008) a corregir sus tendidos eléctricos de manera que no supongan un riesgo de electrocución para las aves. Según esta norma, debía ser la administración quien costearía la modificación de estas instalaciones. La realidad, 13 años después, es que cientos de miles de torres eléctricas siguen siendo implacables patíbulos para las aves. Según algunos especialistas, la cifra de aves muertas por electrocución en nuestro país alcanzaría los 60.000 ejemplares al año. Otros autores hablan de números hasta 10 veces mayores.
La provincia de Albacete ha sido en 2020 una de las que han visto una actuación más efectiva en este sentido. Así, fuentes de Iberdrola informan que el número de apoyos eléctricos corregidos ha sido cercano a 3000 en esta anualidad. Esto ha sido gracias a la intensa acción de las entidades conservacionistas, especialmente de la SAO, que han sido incansables en su labor de denuncia. Además, el equipo jurídico de la D.P. de Desarrollo Sostenible ha sido bastante activo en este sentido, propiciando varias sentencias condenatorias contra las compañías eléctricas.
Sin embargo, este ritmo de rectificación de tendidos no es suficiente. Actualmente la política que sigue la Junta de Comunidades es la de priorizar, a la hora de emprender modificaciones, determinadas zonas y apoyos, en los que la mortalidad parece ser mayor. Lo cierto es que, como casi todo en la naturaleza, el peligro de electrocución no responde a un mapa determinado, ya que la distribución de las aves y sus preferencias no son una foto fija, sino que van cambiando de temporada en temporada. La disponibilidad de alimento (las poblaciones de conejos son clave para muchas aves rapaces), las temperaturas y otros muchos factores provocan cambios en los territorios de las aves y migraciones parciales. Además, la preferencia por unos apoyos u otros es variable.
Por tanto, consideramos que la Junta debe declarar todo el territorio de Castilla-La Mancha como Zona de Protección, como ya han hecho otras comunidades autónomas, y que el ritmo de modificación de tendidos debe incrementarse al menos un 30%, para conseguir que todos los tendidos sean seguros en un plazo no superior a 3 ó 4 años, exigiendo radicalmente que todas las nuevas instalaciones eléctricas sean soterradas, única medida que garantiza eliminar el 100% de los riegos de electrocución y colisión para las aves.
Autor: Francisco Javier Gómez García