Lo que en su momento fue un hecho histórico que tardó lustros en gestarse, como la construcción e inauguración del tramo de Cuenca-Utiel, que tantos esfuerzos, ilusiones y esperanzas concitó, va a ser abandonado víctima de la lógica a la que le abocan la falta de interés y una desgraciada gestión por parte de los politicastros de turno. Pero detrás de todo esto, hay mucho más y de mucho más calado.
Hay por una parte un discurso neoliberal de rentabilidad y de costes que pasa como una apisonadora por encima del concepto de servicio público, del transporte como servicio para facilitar la vida de los ciudadanos. La privatización de Renfe abrió en su día la caja de Pandora, y de aquellas lluvias...estos lodos. Es pues, un escalón más de la progresiva privatización de empresas públicas con el consiguiente robo de nuestros impuestos.
Construcción del puente para el ferrocarril Cuenca-Utiel
La sanidad o la educación son concebidas como derechos fundamentales y, por tanto, el estado tiene el deber de garantizarlos, bien es cierto que las políticas ultraliberales, en las que se externalizan servicios sanitarios y se desvían fondos para financiar escuelas privadas, atentan directamente contra esta concepción. Pero bueno, de momento, tanto en una como otra, no hablamos de rentabilidad. ¿Cómo va a ser rentable prestar un servicio por el cuál no vamos a cobrar? En sanidad, nadie se plantea si es rentable invertir recursos millonarios en dar calidad de vida a un segmento minoritario de la población. En cambio, desde el gobierno, políticos de medio pelo y Adif, sí que nos esgrimen el criterio de la rentabilidad y el beneficio cando se habla de garantizar el derecho al transporte de aquellos que no tienen otro medio de llegar a sus pequeños pueblos.
Hay también un discurso de una trampa, el de una línea de la que se han ido detrayendo servicios e inversiones, lo cual ha resultado en el progresivo abandono del servicio por parte de los usuarios. Se trata de una estrategia a largo plazo que ha dado los frutos deseados. ¡Ahora ya tenemos la justificación perfecta para cerrarla!
Está también la confrontación entre dos modelos de ferrocarril, por una parte el de los trenes de cercanías y líneas regionales, usadas mayoritariamente por trabajadores, gente que renuncia al uso del coche o personas que hacen un uso híbrido de la bicicleta y tren para acudir a sus destinos, y por la otra parte está el modelo de tren de alta velocidad, usado mayoritariamente por clases medias. Este es el modelo de los grandes pelotazos, grandes inversiones de grandes constructoras y multinacionales, de elevadísimos costes de infraestructuras, mantenimiento y operación, el modelo que chupa todos los recursos de inversión disponibles. Se trata, este segundo, de uno totalmente innecesario, si se hubieran abordado la modernización y mejora de las líneas y maquinarias y la optimización del funcionamiento.
Construcción del puente para el ferrocarril Cuenca-Utiel
Está la suculenta tajada de unos terrenos que los buitres llevaban tiempo sobrevolando y que les van a llegar como agua de mayo. Lo trágico es que el empresariado está jugando bien su papel, pero desde enfrente nadie le da la réplica. La población ignora el expolio y una vergonzosa clase política hacen de comparsas y palmeros a la espera de las migajas que les caerán en forma de puertas giratorias.
No somos de la España vaciada, somos de la España víctima de un modelo de crecimiento que crea desigualdad y desequilibrio, de un modelo que genera impactos ambientales que cada vez harán nuestras vidas más difíciles. Somos la España del expolio, asistimos como los indios nativos americanos al saqueo de nuestras tierras por parte de eléctricas, cárnicas y aguatenientes que nos condenan a vivir en reservas sin los más mínimos servicios básicos.
Somos la España de la picaresca y del engaño: “crearemos puestos de trabajo, esto va a ser riqueza para todos, nuestros cerdos disponen de suites privadas en las granjas. Vamos a frenar la despoblación... !Nos preocupamos por vosotros!”
Portada del ABC 27 de noviembre de 1947