En ribazos, bordes de caminos, pinares y matorrales se puede descubrir fácilmente esta matilla reptante que capta nuestro interés. Son varias especies muy similares las que responden a estas características: Paronychia argentea, P. capitata y P. aretioides.
Paronychia es la palabra con la que el médico griego del siglo I Dioscórides designaba a unas matillas que crecían sobre las piedras y curaban el panadizo.
Las hojas y flores, que surgen en primavera, aparecen adornadas con una suerte de hojillas blanquecinas membranosas que son las responsables de la denominación de nevadilla; en Paronychia argentea, la segunda palabra hace referencia precisamente al tono plateado de estas brácteas.
Tomada en tisana durante nueve días (novenario) se consideraba hipotensora, diurética, por lo que en algunas personas mayores la conocen como hierba meaera, y depurativa (para la “subida de la sangre”). Sus propiedades sobre el sistema circulatorio le han valido el nombre común de sanguinaria o hierba de la sangre en muchos lugares. También se ha utilizado la planta machacada y aplicada como emplasto para limpiar y cicatrizar las heridas.
En Carcelén, los niños recolectaban ramitos de nevadilla para confeccionar pendientes y otros abalorios, ya que las brácteas permanecen inalterablemente bellas al secarse la planta.
La fotografía está tomada a finales de mayo en el "Pinar de Perico el Loco", un pinar mixto de pino carrasco y piñonero, en el término municipal de Casas de Juan Núñez.
El uso indiscriminado de pesticidas en el medio natural afecta a la biodiversidad, reduciendo la fortaleza de los ecosistemas y eliminado los seres vivos con los que nos hemos relacionado desde la antiguedad.
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