¿Por qué con ochenta años me remango las sayas y hago un calvo?

 

 Porque estoy hasta el moño y digo moño por no decir otra palabra que rima  pero que suena peor. Me levanto las faldas y simulo un “calvo”, pero no me gusta hablar mal, aunque razones no me falten.

Tengo más de 80 años y se han hecho famosas mis inmensas bragas donde mi hija escribió un NO rotundo,  tan rotundo como mis nalgas. Jamás pensé en mi vida remangarme las sayas  y mostrar el trasero, pero cuando a una le tocan su tierra hace eso y más.

Llevamos más de un año luchando porque no hagan una macrogranja a 300 metros del pozo de agua de mi pueblo, pensábamos que estaba parada cuando de la noche a la mañana han empezado a levantar las naves industriales a ritmos forzados.

Pero esto no solo pasa en mi pueblo, parece ser que, cuatro listos que quieren hacerse ricos a costa de lo que sea, han decidido, con el beneplácito de nuestro Gobierno Regional de Castilla-La Mancha y del Gobierno de la Nación llenarnos de granjas industriales para exportar la carne a otros países, sobre todo a China, aunque eso era antes, porque ahora ya se les ha pasado la peste porcina y van a criar sus propios cerdos.

¡Entonces sí que nos vamos a reír! Cuando explote la “burbuja cochina” y después de habernos llenado de mierda y de purines, vendrán las grandes industrias cárnicas pidiendo ayudas porque no va a tener salida tanta carne de cerdo y han hecho grandes inversiones y etc., etc., etc.

En nuestra comunidad ya hay más cerdos que habitantes, al final acabarán llamándonos “Gorrina-La Mancha.”

Y ahora seguro que te preguntarás por qué sé todo esto, pues ni más ni menos porque me informo, porque hay un grupo de personas en mi pueblo y en otros de los pueblos de Cuenca y Albacete que les está pasando lo mismo. Tengo 84 años, pero no soy tonta y sé que lo que tengo que hacer es apoyar a las personas que luchan por el futuro de mi pueblo y no quedándome mirando a ver qué pasa.

Mi pueblo es mi casa y si vienes a envenenar el agua que bebo me vas a encontrar.

Es una pena que los políticos y ¡me refiero a todos!: a los pequeños, a los medianos y a los grandes se plieguen a las exigencias y la codicia de las grandes empresas y vengan con el sonsonete de la España vaciada, con el único fin de llenarse los bolsillos a costa de esquilmarnos y envenenarnos el agua, la tierra y el aire.

¡Señores y señoras representantes del pueblo en los Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades, Senado y Congreso de España dejen de echar balones fuera y defiendan nuestros territorios, sus territorios!

¡Dejen de quejarse y decir que dejamos a nuestros pueblos en mal lugar cuando protestamos!

 ¡Trabajen por el bien de los pueblos y no por el beneficio de unos pocos!

No quieran vendernos el rollo de la economía circular para llenarnos los caminos y carreteras con camiones llenos de gorrinos y purines.

Luego cuando no tengamos agua potable, tierra fértil y aire limpio, vendrán echándose las culpas unos a otros, como está pasando en el Mar Menor o en otras zonas de España.

¿De verdad no lo vieron venir? ¡Venga a otra con ese cuento!

                                   Por eso: me remango las sayas y digo: ¡NO!

No somos pueblos vaciados, ni vacíos, somos pueblos vivos y sabemos el futuro que queremos para nuestra tierra.

Defendemos la ganadería y la agricultura extensiva, la que ha mantenido siempre a nuestro territorio.

Toda la ganadería intensiva solo tiene un fin: enriquecerse sin importarles los medios y recursos que utilicen para ello.

Y si tú te crees que es por tu bien que pongan una macro pocilga en tu pueblo, pues nada, sigue “tranquilo, majete, en tu sillón”, pero luego no vengas quejándote cuando te coman las moscas y no puedas beber agua del grifo...Como han comprado los manantiales luego te venderán el agua embotellada. Así harán el negocio redondo.

Y si me tengo que remangar, me remango, contra tanta injusticia.

Y si no te gusta, no mires.

Hay mucha gente que no comparte esta lucha que llevamos, que sé que me está poniendo a caer de un burro, que fíjese usted, que esto parece un circo, que nos apoyan pero que no comparten nuestras formas, que lo del “calvo” no lo ven bien, que… lo que quieran decir, que esas personas hagan lo que quieran, pero yo voy a hacer lo que tengo que hacer y lo que me hace sentirme orgullosa de mis años y de mi persona: defender mi casa y mi pueblo. Por eso, por mi pasado y por el futuro de mi pueblo y con mis ochenta y cuatro años:

                       Yo me levanto la falda con orgullo y dignidad y digo:

                                        ¡NO A LA GANADERÍA INDUSTRIAL