El pasado Sábado 27 de Noviembre,desde ACEM Ecologistas de la Manchuela, celebramos las jornadas de custodia en La Recueja y en la Rambla el Ratón.
Hace un tiempo os proponiamos crear un lugar donde poder curarnos cuando la lucha se haga cuesta arriba, y donde podamos tomar respiro para seguir avanzando.
Hay veces que, para poder seguir, tenemos que parar y buscar refugio en lugares que nos sanan y que nos vuelven a dar el impulso necesario para seguir por el camino que hemos elegido. Esos lugares pueden ser múltiples y diversos, cada una tenemos el nuestro particular pueden ser desde una persona, un paisaje o cualquier otra cosa.
En ocasiones, encontramos el refugio y el aliento necesarios en lo que otras personas han pensado, investigado y creado poniéndolo al alcance de todo el mundo, pero es difícil conocerlo todo. Es por esto que comenzamos una sección de reseñas literarias, artísticas, o de cualquier índole para que, cada una de las personas que formamos parte de ACEM, podamos compartir con el resto los libros, las películas, la música, los paisajes, etc. donde nos sentimos reflejadas y que nos ayudan a seguir por el camino elegido.
Compartir lo que nos emociona es una forma de resistir y de luchar, al mismo tiempo que vamos ahondando en nuestro propio conocimiento, en el de los demás y en el mundo que nos rodea. Os proponemos crear un lugar donde poder curarnos cuando la lucha se haga cuesta arriba, y donde podamos tomar respiro para seguir avanzando.
Nuestra segunda propuesta es triple, un paseo con un agricultor ecológista por la Rambla del Ratón escuchando el Sitio de mi recreo, la canción de Antonio Vega.
Cuando se muere una persona, afloran los recuerdos, algunas veces los elogios y otras veces nos echamos en cara el tiempo que no hemos pasado con ella.
Pues esto último , no queremos que pase con este agricultor, con la Rambla del Ratón o con nuestro río Cabriel y queremos adelantarnos al epitafio.
Donde nos llevó la imaginación
Donde con los ojos cerrados
Se divisan infinitos campos.
Un hombre al que le hicieron arrancar un majuelo por trámites burocráticos y administrativos . Y lo volvió a poner con 80 años.
Un paraje desde donde se ve el agua más cristalina jamás vista y los colores más diversos. Una linde que une, que amplía.
Donde se creó la primera luz
Germinó la semilla de cielo azul
Volveré a ese lugar donde nací.
Una casa ancestral , donde se vislumbra la vida que hubo y que nos enseña cómo convivía a la perfección animales y medio ambiente.
Un campesino que no conoció a su padre, el cual tuvo que exiliarse y luego se encontró a dos hermanos franceses. Salió adelante gracias a su madre, su mujer, el azafrán y los jornales.
De sol, espiga y deseo
Son sus manos en mi pelo
De nieve, huracán y abismos
El sitio de mi recreo
Un agricultor ecológico sin saberlo, que guarda la simiente, coge los sapos de la patata a mano y los traslada al ribazo del majuelo para mitigar las malas hierbas. El penúltimo con mula.
Viento que en su murmullo parece hablar
Mueve el mundo con gracia le ves bailar
Y con él, el escenario de mi hogar
Mar, bandeja de plata, mar infernal
Es un temperamento natural
Poco o nada cuesta ser uno más
Un chamizo donde resguardarse ante la lluvia o guardar al rebaño o sentarse para contemplar la naturaleza.
Un revolucionario, que luchó a favor de los derechos de los trabajadores. Dijo no a los depredadores de los megaproyectos solares.
Silencio, brisa y cordura
Dan aliento a mi locura
Hay nieve, hay fuego, hay deseo
Ahí donde me recreo.
Donde nos llevó la imaginación
Una ruta preciosa, exigente físicamente si quieres , que puede unir Tamayo, La Terrera, la senda de los Novios, las "piedras" y la senda del Tigre.
Pincha para escuchar El sitio de mi recreo.
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